El interés compuesto es un concepto financiero que se utiliza para calcular los intereses generados por una inversión o una deuda a lo largo del tiempo.
En el caso de las inversiones y el ahorro, el interés compuesto es beneficioso para el inversor ya que permite que sus ganancias crezcan exponencialmente. Por otro lado, en el caso de una deuda impaga, el interés compuesto puede hacer que la deuda aumente significativamente y se vuelva más difícil de pagar, al aplicarse sobre todo el saldo insulto, incluyendo los intereses acumulados por impagos anteriores.
En términos simples, el interés compuesto se refiere a la acumulación de intereses sobre el capital inicial y los intereses previamente acumulados. Esto significa que los intereses generados en un período se suman al capital inicial para el siguiente período y se calcula el interés sobre la nueva cantidad. Este proceso se repite de forma continuada, lo que significa que los intereses generados aumentan de forma exponencial.
Para entender mejor cómo funciona el interés compuesto, consideremos el ejemplo de una inversión de $1.000 con una tasa de interés del 10% anual. Después del primer año, el interés generado sería de $100, lo que elevaría el valor de la inversión a $1.100. Para el segundo año, el interés se calcularía sobre $1.100 en lugar de $1.000, lo que significa que se generaría $110 de interés. Al final del segundo año, el valor total de la inversión sería de $1210.
Este proceso se repite continuamente a lo largo del tiempo, lo que significa que el interés generado se acumula cada vez más rápidamente. Después de 10 años, la inversión inicial de $1.000 habría crecido hasta $2.593,74, lo que representa un incremento del 159,37% gracias al efecto del interés compuesto.